Soldados del ejército afgano toman posiciones cerca de una oficina de la organización benéfica británica Save the Children. AFP


Un ataque con tres muertos -reivindicado por el grupo Estado Islámico- contra una sede de Save the Children en Afganistán seguía "en curso" este miércoles, según la oenegé, que suspendió sus actividades en el país.

El ataque, cuatro días después de un asalto talibán a un gran hotel de Kabul, se produjo en Jalalabad, en el este de Afganistán, y además de la muerte de dos agentes de seguridad de la ONG y de un civil, provocó heridas a 24 personas.

"Save the Children puede confirmar que el incidente de seguridad que afectó a nuestra oficina de Jalalabad, en Afganistán, sigue en curso", dijo un portavoz de la organización en un comunicado, contradiciendo a un responsable local que había anunciado previamente el fin de la ofensiva.

En consecuencia, "todos nuestros programas en Afganistán quedaron suspendidos temporalmente y nuestras oficinas están cerradas", añadió.

Tras hacer estallar un coche ante la sede de la oenegé británica, los atacantes dispararon una granada contra el complejo. El ataque fue reivindicado por el grupo Estado Islámico (EI) a través de su órgano de propaganda, Amaq.

Un corresponsal de la AFP en el lugar aún escuchaba disparos y una fuente de seguridad dijo que el ataque seguía en curso.

Según el reportero de la AFP, las fuerzas de seguridad estaban intentando ingresar al complejo.

Personal de seguridad afgano se reúne cerca de una oficina de la organización benéfica británica Save the Children. AFP


"He oído una enorme explosión. Parecía un coche bomba. Nos hemos puesto a cubierto y he visto cómo un hombre armado con un lanzacohetes disparaba contra la puerta principal para entrar en el recinto", contó Mohamad Amin, que logró escapar saltando por la ventana y fue hospitalizado por heridas en una pierna.

En la televisión afgana podían verse imágenes de una espesa columna de humo negro y lo que parecía ser un vehículo en llamas a las puertas de la oficina.

El grupo EI incrementó los ataques en zonas urbanas en los últimos meses, con las mezquitas y las fuerzas de seguridad afganas en la mira, en un momento en que su rama afgana se expande más allá de su bastión en el este.

La operación no fue reivindicada. Los talibanes comunicaron en Twitter que no eran responsables del ataque. "Nuestros muyahidines no están implicados en el ataque de Jalalabad", afirmó el portavoz talibán Zabiulah Mujahid.

Los grupos de combatientes no suelen reivindicar la autoría de los ataques contra trabajadores humanitarios.

- Organizaciones en la mira -

El ataque contra Save the Children, que ayuda a los niños que trabajan en la calle y está presente en Afganistán desde 1976, es el último de una serie de ataques contra oenegés humanitarias en el país.

La decisión de la onegé de suspender sus operaciones subraya los crecientes peligros para los trabajadores humanitarios, entre los que cada vez ha habido más víctimas de la violencia insurgente en los últimos años.

El Comité Internacional de la Cruz Roja anunció en octubre que reduciría "drásticamente" su presencia en el país, después de que siete de sus empleados murieran en ataques el último año.